domingo, febrero 04, 2007


Perdona que te escriba cuando podría decirte frente a frente las cosas,

pero no siempre se haya la palabra precisa,
como no siempre llenan de perfume las rosas.

y estamos tan lejanos ...y discutimos tanto cuando nos encontramos

y nos hiere tan hondo la mutua indiferencia,

que prefiero quedarme con el viejo recuerdo de las horas aquellas,

de las ansias febriles y la dicha serena

con que a veces fundimos nuestras mismas estrellas.

Que lejanos estamos… que sensación vacía,

tolerar la distancia como si nada fuera

y mirar con asombro convertirse en quimera

la realidad de fuego de inolvidables días.

Ya lo sé, no es tu culpa, ni tampoco la mía,

y se bien que no puede bifurcarse el destino

que los muertos no vuelven

que las horas vividas para siempre se pierden

y que vamos marchando por distintos caminos.

Mas debo agradecerte mi pequeño querido

porque al hallarme sola he vuelto a ser poeta,

porque aumenta en tu ausencia la quietud dolorida,

porque siempre retornas mas allá del quebranto

y porque nunca supe que te quisiera tanto

como ahora que siento que te vas de mi vida.