Que dolorosa es la ausencia, se clava como un cuchillo en el pecho hasta que el frio entumece tu alma.
Sientes como poco a poco va ganando lugar en tu cuerpo hasta hacerse dueña y señora.
Opaca tus ojos,
reseca tus labios,
apaga tu voz
La respiración se vuelve lenta y tus pies comienzan a arrastrarse delatores de la no fé.
Malvenida vieja compañera de noches sin luna, de dias sin sol!